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LA SÁBANA SANTA, SÍNDONE O SANTO SUDARIO
Parece ser el lienzo o sábana de la cual nos hablan los evangelios: la sábana en la cual José de Arimatea, con ayuda de Nicodemo, envolvió el cuerpo de Jesús tras su muerte en la cruz. Es una gran pieza de lino de 4'41 m de largo y 1'13 m de ancho, amarillenta, raída, sucia, manchada de sangre y quemada. Actualmente se encuentra en la catedral de San Juan Bautista de Turín (Italia). La Sábana Santa es un lienzo de lino (su ha usado desde antes del año 5000 a.C.). El tipo de lino empleado para tejer la Síndone (Linum usitatissimum, Linneo) viene de una planta que crece fundamentalmente en Palestina y Oriente Medio... Su confección suponía un mes de trabajo.
En cuanto a la prueba del Carbono 14, es bien conocido de todos el resultado que se anunció en 1988: tres laboratorios distintos [el Research Laboratory for Archaeology and the History of Art, University of Oxford (Inglaterra), el ETH Zürich (Suiza), y la University of Arizona at Tucson (Estados Unidos)] afirmaron conjuntamente que la técnica de datación por el C14 indicaba que el lienzo de Turín era del siglo XIV. La reacción inmediata de los medios de comunicación, e incluso de medios eclesiásticos, fue el declarar el tema zanjado, y negar toda posible conexión de la Sábana con la crucifixión de Jesús. En los últimos años se ha comprobado que el trozo de lienzo cortado para la prueba era un remiendo, hecho por monjas en la Edad Media, y, por lo tanto, poco que ver con la tela de lino original. Este mapa recoje el recorrido de la Sábana Santa según los pólenes examinados en la Síndone, correspondientes a plantas de Palestina, y que coincide con los datos históricos.
La imagen de Turín tiene las características siguientes:
- Detalle del orden de milímetros puede observarse con técnicas de realce de contraste. Esto es especialmente llamativo en el caso de una moneda (pontius lepton) sobre el párpado derecho.
- No hay pigmento alguno, aun bajo examen microscópico, ni en la superficie de las fibras de lino ni en su interior. Tampoco hay fluorescencia que indique la existencia de sustancias extrañas al lienzo en las zonas de imagen. - No hay imagen bajo las costras de sangre: la imagen tiene que ser posterior a ellas. - Las manchas amarillentas tienen características espectrales semejantes a las que muestran quemaduras que el lienzo sufrió en el incendio de 1532. La imagen no se vio afectada por la elevada temperatura ni por el agua. - Posiblemente significativo: parecen descubrirse huellas de dientes y estructuras óseas en la imagen del rostro y de las manos; en éstas, los huesos de los dedos continúan hasta el carpo. Ahora necesitamos encontrar un modo de explicar la imagen que tenga en cuenta todas las características enumeradas: - La imagen podría ser el producto artificial de algún artista, bien del siglo XIV o de otra época anterior, por medio de alguna técnica de pintura, fotografía primitiva, o quemado superficial. - Si la hipótesis anterior es insostenible, tal vez las impresiones en el lienzo sean el resultado de un proceso sin intervención humana directa: contacto con un cadáver que mancha la tela para producir, al menos con el paso del tiempo, la decoloración que hoy se observa. - Por algún tipo de radiación corpuscular o electromagnética, actuando sin contacto. - Por contacto simultáneo o sucesivo acompañado de algún tipo de energía calorífica o de efecto equivalente para alterar la celulosa del lino. Todavía se dice que se trata de una pintura medieval. Tal "explicación" es inconcebible ya que no hay pigmento absorbido por las fibras del lino ni polvo colorante entre ellas, aun en imágenes de gran aumento al microscopio. Cuando la tela se vio sometida a temperaturas suficientes para fundir la plata, en el incendio de 1532, no hubo cambio alguno en la imagen. Tampoco se diluyó por el agua utilizada para apagar el fuego, como sería de esperar de encontrarse en la imagen materia orgánica que se descompone a elevadas temperaturas, o materiales solubles en el agua. Ahora tomemos en consideración las siete características más significativas comunes a Jesús de Nazaret (según el relato evangélico) y al hombre de la Síndone, y veamos cuántas son las probabilidades de que tales características se encuentren reunidas contemporáneamente sobre un mismo hombre que haya sufrido la crucifixión. 1. Tanto Jesús como el hombre de la Síndone han sido envueltos en un lienzo fúnebre tras la muerte por crucifixión. 2. Tanto a Jesús como al hombre de la Síndone se le ha puesto en la cabeza un casco de espinas. Ningún documento histórico recuerda una costumbre como ésta. 3. El patibulum ha gravado pesadamente las espaldas del hombre de la Síndone, como las de Jesús. 4. Cómo quedan fijadas las manos y los pies al madero de la cruz. Se podían fijar con clavos o mediante una más simple y rápida atadura con sogas.
5. El lienzo sindónico revela una herida en el costado derecho del hombre que ha envuelto. El evangelio de Juan (19, 33-34) narra que a Jesús "... no le quebraron las piernas, pero soldado le abrió el costado con su lanza, y al punto salió sangre y agua". 6. El hombre de la Síndone ha sido envuelto en un lienzo apenas bajado de la cruz, sin que se le realizara ninguna operación de lavado y unción del cadáver; lo mismo sucedió con Jesús, puesto que estaba por llegar la Pascua judía durante la cual no se podía realizar ningún trabajo manual. 7. La Síndone lleva la impronta del cadáver de un hombre, pero no restos de descomposición. Por tanto, ha envuelto un cuerpo humano durante un período breve, y, sin embargo, suficiente para que se imprimiese una huella. Y el cadáver de Jesús descansó en el sepulcro durante poco más de 30 horas, desde la tarde del viernes hasta el amanecer del domingo. Hasta que el Vaticano no autoricie nuevas investigaciones, solicitadas por el mundo cientítico, el origen y la datación más correcta de la Sábana Santa seguirán siendo un misterio...
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