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Miguel Ángel García
El final de la historia
 
El final de la historia
 
Epílogo
 
     A poco más de siete años-luz del Sistema Solar, los tripulantes de una inmensa nave estelar contemplan cómo un pequeño objeto "cuasi compacto", lo que en la Tierra llaman "agujero negro", absorbe uno de los dos torbellinos de energía que generó la supernova, salvando así a cierto planeta habitado de su total aniquilacion. En su órbita alrededor del Sol, el planeta de los "terrestres" pasaría dos veces bajo la flamígera espada de Damocles.
     Aunque a lo largo de sus exploraciones habían contemplado mil y una maravillas, los moradores de la nao nunca se cansaban de admirar estos grandiosos espectáculos celestiales.
     —El esfuerzo ha merecido la pena —manifestó alguien.
     —Estamos de acuerdo —corroboró otro cosmonauta.
     —Sí... —confirmó otro—. La civilización del tercer planeta del Sistema del Sol, tal como ellos llaman a su estrella, se comporta con mucha violencia, tanto con los demás seres que les acompañan como con ellos mismos. Pero es una especie muy joven, y puede evolucionar hacia la armonía y el equilibrio.
     —Esperemos que alcancen la comunión con la naturaleza del Universo...
     —De momento no han encontrado la simetría en su propio mundo... Lo están destruyendo.
     —Dejemos que se desarrollen y crezcan...
     —Pero, y si pasados los milenios no cambian... Si tal como son ahora se expandieran por las estrellas, pondrían en peligro muchas razas emergentes.
     —Ellos son ahora una raza emergente... En todo caso, si prevemos que eso pueda ocurrir, siempre podemos hacer que el objeto "cuasi compacto" siga el rumbo que llevaba antes de que lo colocásemos ahí, dejando que la energía del rayo de la estrella muerta siga su curso natural hasta el Sistema del Sol... Sería una lástima, porque toda civilización es preciosa...
     —Sí, sería lamentable... Esperemos que sean lo suficientemente inteligentes. Nosotros no podemos implicarnos más. Hemos salvado su planeta, pero no podemos interferir en su proceso evolutivo.
     Los navegantes del bajel estelar guardaron silencio y siguieron contemplando largo rato cómo el chorro de radiación procedente de la supernova se retorcía en rápidos girones en torno al agujero negro.
 
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