Hay fuerzas tangenciales que originan movimientos orogénicos → orógenos = cadenas de plegamiento, muchas de edad < 200 m.a., las cuales están situadas a manera de extensos “cinturones” al borde de los continentes, o bien entre dos masas continentales.
¿Cuál es el origen de estas fuerzas tangenciales que originan tanto el diastrofismo de la corteza como los orógenos?

WEGENER vio que algunas preguntas de la Tª de la contracción seguían sin respueta:

- ¿Por qué las montañas se alineaban en unos cuantos cinturones alargados en lugar de repartirse aleatoriamente?
- ¿Por que la formación de montañas había ocurrido en unas cuantas épocas violentas y breves, separadas por largos periodos de inactividad? El enfriamiento del planeta habría formado las montañas más o menos simultáneamente; sin embargo, había cordilleras con varios m.a. de dif. de antigüedad.

- Cuando se comprobó que los continentes eran menos densos que la corteza oceánica, la tª de la isostasia marcó otra contradicción: aunque las rocas corticales de los desaparecidos puentes continentales hubieran sido empujadas de alguna manera al fondo oceánico más denso, habrían vuelto a salir a la superf. - Vio la semejanza de costas de de África y América del S. El ajuste es máximo si se hace por el talud continental y no por la línea de costa.

WEGENER concluía que los continentes sólo podían haber estado en comunicación si habían formado antes un supercontinente, que se fracturó, y sus partes derivaron hasta ocupar sus posiciones actuales.

WEGENER publicó “El origen de los continentes y océanos” (1915), en pleno dominio de las ideas fijistas, donde explicaba su Tª de la deriva de los continentes: los continentes serían el resultado de la fragmentación (-200 m.a.) de una masa continental única → Pangea, rodeada de un vasto océano → Panthalasa, con deriva de los fragmentos resultantes. Pangea se dividió en dos supercontinentes: Laurasia al N y Gondwana al S, separados por el mar de Tethys (que se convertirá en el actual Mediterráneo).

Los fragmentos de corteza continental (SIAL), rígidos y de baja densidad, “flotarían” sobre los materiales del SIMA, mucho más densos y plásticos, provocando plegamientos en el frente de choque de los continentes que se desplazaban.

“Motor” de la deriva → los continentes se moverían deslizándose hacia el W, impulsados por la F de inercia generadas por la rotación terrestre, e interferidas por la atracción de la Luna. La F centrífuga desplazaba los continentes de los polos al ecuador, y, al girar la Tierra hacia el E, la atracción lunisolar tendería a desplazarlos en dirección contraria, al W. Al principio, los continentes estarían concentrados en el hemisfero S, adosados a la Antártida, y, después de la fragmentación, se fueron separando, dirigiéndose hacia el W y hacia el ecuador.

(i) Pruebas topográficas

Es la correspondencia entre las costas atláticas (y, en general, en todas las continentes) si tomamos como contacto la línea que marca la profundidad media del talud continental (1000 m) (que delimita estructuralmente los continentes).

(ii) Pruebas geológicas y estructurales

Las formaciones geológicas a uno y otro lado del Atlántico coinciden en el espacio y en el tiempo uniendo los continentes. Hay coincidencia en:
   - Las series de rocas, génesis minerales y sucesos geológicos.
   - Las cadenas montañosas y ejes de plegamiento antiguos.

Al unir los continentes, coinciden los ejes de plegamientos anteriores a los 300 m.a. [orogenias caledoniana (Ordovícico-Silúrico) y herciniana (Carbonífero-Pérmico)]. Sin embargo, las cordilleras alpinas no se corresponden a ambos lados del Atlántico, ya que se han formado tras la separación de los continentes y como efecto de ello.

(iii) Pruebas paleoclimáticas

El estudio de los sedimentos de hace 250-300 m.a. pone en evidencia la existencia de regiones tropicales y desiertos cálidos en las actuales zonas polares, y de glaciaciones en las actuales regiones tropicales y ecuatoriales.
Las tillitas y estrías en las rocas nos indican la existencia de una gran glaciación Carbonífero/Pérmica, que afectó simultáneamente a diversos continentes australes (Sudamérica, África, India, Australia y Antártida) que formaban parte de Gondwana, de un escudo bien definido cerca del polo S.

Lo anterior sólo puede explicar de dos formas:
- Los continentes no se han movido, y lo que ha variado ha sido la distribución de las zonas climáticas a lo largo del tiempo.
- Las zonas climáticas han permanecido sensiblemente iguales a lo largo del tiempo, y han sido los continentes los que han derivado de regiones polares a ecuatoriales.
La 1ª posibilidad habría traído consecuencias catastróficas para el planeta, tanto climáticas como astronómicas. Las pruebas indican la 2ª posibilidad.

(iV) Pruebas paleontológicas

La flora y fauna fósiles del Carbonífero sup. (-280 m.a.) es muy semejante en los sectores septentrionales de Laurasia (América del N, Groelandia, Europa, N de África y Asia), y tb., por otro lado, las de los sectores australes de Gondwana (América del S, África austral, India, Australia y Antártida). Sin embargo, hay muy pocas semejanzas entre la flora y la fauna fósiles de Laurasia y Gondwana.

Pero a partir del Jurásico inf. (-180 m.a.), hay diferencias muy acusadas en la flora de Sudamérica y África.

La Tª de la deriva continental provocó fuertes polémicas. La mayor oposición la encontró en los geofísicos (Harold JEFFREYS, 1920), que rechazaban la separación de los continentes, porque el mecanismo físico propuesto por WEGENER (movimiento de inercia provocados por la rotación terrestre) como “motor” de la deriva, se probó que no era posible: el SIMA no era lo bastante plástico como para permitir que el SIAL se desplazase a través de él, la resistencia del SIMA impediría ese movimiento, fuese cual fuese el “motor” invocado. Los geofísicos tenían razón en esto, pero WEGENER en todo lo demás.