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Miguel Ángel García
Geología del Parque Natural del Lago de Sanabria
 

El glaciarismo de Sanabria es del Pleistoceno, correspondiente a la glaciación cuaternaria del Würmiense (la última de las cuatro cuaternarias, que finalizó hace unos 12.000 años), y que cubrió toda esta zona serrana. Las nieves perpetuas estaban en torno a los 1600 m.
Entre las estructuras dejadas por la glaciación, tenemos diferentes circos y lagunas, entre las que destaca el Lago de Sanabria, que es el mayor lago de origen glaciar de la Península (superf.: 368,5 Ha; profundidades máximas: 48 y 55 m; longitud: 3.178 m; la parte más ancha tinen 1590 m).

El Lago de Sanabria está situado entre las estribaciones de las Sierras Segundera y Cabrera Baja, a 997 m de altura, formando parte de la cuenca superior del río Tera (ver el Tera a la salida del lago). El río Tera nace en Peña Negra (Macizo de las Trevincas), a más de 1.500 m de altura. Entra en el Lago por el oeste, en las proximidades de Ribadelago antiguo, y sale por el Este.

La edad relativa del Lago y demás lagunas existentes se ha podido determinar gracias al hallazgo de una flora fósil, correspondiente a uno de los últimos periodos interglaciares. Los fósiles son escasos y sobresalen las crucianas (bilobites) y los trilobites (a 2.000 m de altura).

La riqueza minera se centra en la casiterita (estaño), explotándose desde hace décadas las minas de Calabor.

El basamento del Parque está constituido por rocas paleozoicas y precámbricas recubiertas por terrenos cuaternarios.
Por el oeste es precámbrico, a base de migmatitas; por el sur y el este, y algo del norte, cámbrico, principalmente rocas metamórficas. En el valle inferior de Chanos de Anta, los alrededores de Ribadelago y junto a la turbera de la Sanguijuela, hay rocas ígneas compuestas de granodioritas y cuarzodioritas. Al NE y levante está el primitivo vulcanismo: el anticlinal "Ollo de sapo".

a) Precámbrico

Formación "Ollo de Sapo" (tenemos ya "Ollo de Sapo" pasado Mombuey, a 500 m, a ambos lados de la carretera): cámbrica en su parte baja y ordovícica en su parte superior. Son rocas metamórficas de origen fundamentalmente volcánico, aunque con aporte detrítico: rocas de probable origen tobáceo con coladas volcánicas intercaladas; son frecuentes las cenizas.

Presenta dos subfacies principales:
• De megacristales de feldespatos, en su mayoría idiomorfos, acompañados de otros de cuarzo de color azul intenso.
• De grano fino, de la misma litología anterior. Según la proporción de estos minerales, se distinguen varias subfacies:
- Subfacies feldespática, que en los afloramientos tiene un color verdoso-gris azulado, de gran homogeneidad y que puede exfoliarse en bolos redondeados.
- Subfacies esquistosa, de color claro, generalmente verdoso amarillento, con abundancia de biotita, moscovita y clorita, baja proporción de feldespatos, y cristales de cuarzo azulados de tamaños variables.
- Subfacies cuarcítica, aunque en realidad son intercalaciones de cuarcita en dicha formación.

En zonas próximas a Ribadelago, la formación "Ollo de Sapo" ha sufrido una migmatización, que dio lugar a la formación de granodioritas, creando así diversas variedades de transformación, hasta del punto de disgregarla a veces en una masa de megacristales con aspecto conglomerático. También tenemos los gneis de Ribadelago, que han sufrido una impportante migmatización posterior.

b) Ordovícico

Los materiales de edad Ordovícica aparecen en la parte sur, pudiéndose diferenciar dos formaciones: una inferior, esquistosa (Formación Puebla), y otra superior, cuarcítica (Formación Culebra).

En cuanto a la Formación Puebla, su contacto con "Ollo de Sapo" es claro. Los primeros 50-100 m están constituidos por alternancia de esquistos azul oscuro satinados con cuarcitas, en la que se han encontrado cruzianas, Vexillum y otras pistas. Por encima se encuentran otros 100-200 m en que las intercalaciones de cuarcitas son de mayor potencia. La formación termina en 300-400 m de esquistos con diversas coloraciones, predominando los grises y azulados, con tramos rojizos, verdosos y violáceos y algunas intercalaciones cuarcíticas.

Sobre la Formación Puebla, se encuentran unos 50 m de cuarcitas de color claro y facies típica de cuarcita armoricana, a lo que se ha denominado Formación Culebra, que desde el S de Puebla de Sanabria constituye la alineación NO-SE. En la parte sup., aparece a veces una capa de hierro sedimentario que ha dado lugar a pequeñas explotaciones. Las cuarcitas de la Formación Culebra son de grano fino, colores claros, estratificación cruzada e intercalaciones de pizarra de color azul a gris oscuro.

c) Cuaternario

Hubo climas diferentes que dieron lugar a relieves policíclicos muy alterados por el clima actual templado húmedo. El modelado más antiguo es el glaciar, originado durante la glaciación Würmiense. En el Pleistoceno tiene lugar el establecimiento de un clima glaciar con límites de nieves perpetuas a 1600 m.

Se superpone al modelado glaciar otro de clima semiárido del que quedan pocos restos (hacia el este, con fragmentos de glacis excavados en las pizarras del Ordovícico inferior), debido al retoque fluvial que ha tenido lugar durante el Holoceno y en el que se distinguen terrazas y aluviones.

Durante el Holoceno predomina la erosión, estando gran parte de los cursos fluviales desprovistos de depósitos debido a su pendiente y alta este, aunque existen algunos restos de terrazas fluviales y aluviones locales, constituidos principalmente por arenas y gravas procedentes de la disgregación de los materiales cristalinos de la sierra Segundera.
Los materiales morrénicos están formados por bloques de diferentes tamaños y litología; son rocas cristalinas, principalmente granitos y gneis. Los bloques se encuentran englobados en una matriz arcillosa con algo de arenas y abundantes micas detríticas.
Existen depósitos fluvioglaciares y fluviolacustres, de tipo arcilloso y limoso, con gran cantidad de micas detríticas, que se encuentran rellenando cubetas y depresiones al lado de las morrenas o entre éstas. Abundan en estos depósitos los restos vegetación que se han transformado, o están en curso, en turba.

d) Tectónica

La zona de Sanabria se ve afectada por pliegues correspondientes a la primera deformación herciniana, no existiendo deformaciones anteriores.

Se considera la existencia de cuatro fases de plegamientos y dos etapas de metamorfismo regional.
La 1ª y 2ª fases se efectuaron en condiciones de temperatura y presión elevadas, mientras que la 3ª y 4ª indican una elevación y condiciones más superficiales, por lo que la reacción fué más rígida.

- La 1ª fase de plegamiento y deformación no se observa por lo general a escala macroscópica, ya que la intensidad de la 2ª fase ha sido muy grande y ha borrado casi todos los rastros. A esta primera fase de deformación acompaña una etapa de metamorfismo regional.

- La 2ª fase fué de gran intensidad y originó en todas las rocas metamórficas de la zona una esquistosidad de flujo o foliación metamórfica, que es la principal que se observa en el afloramiento. Esta esquistosidad se encuentra replegada por las fases posteriores, por lo que su orientación actual es más o menos vertical y generalmente buzando hacia el sur.

- En cuanto a la 3ª fase, el plegamiento es difícil de observar en la zona, apreciándose algunos en la cuarcita armoricana, siendo la dirección axial de los pliegues muy parecida a la de los de la 2ª fase, por lo que resulta difícil diferenciarlos.

- La 4ª fase está bastante representada, aunque no en todos los afloramientos con la misma intensidad, caracterizándose principalmente por el aspecto de su estructura microscópica. El carácter tardío de este pliegue se observa en el hecho de que deforma a los pliegues de 2ª y 3ª fase a un lado y otro de la antiforma, de tal manera que el buzamiento axial de los mismos, es opuesto en ambos flancos.

Tenemos el megapliegue (120 km) ONO-ESE que afecta a la zona de "Ollo de Sapo", que va desde la costa de Lugo hasta que se hunde bajo el terciario de la Meseta. Se le ha llamado anticlinorio "Ollo de Sapo" porque esta formación solo aparece en el interior de dicha estructura.

No se han descrito fracturas en lugares cercanos al Lago, aunque tenemos la falla de Padornelo, de unos 50 km de longitud, de plano y salto vertical (700-1000 m), habiendo descendido el bloque sur respecto al njorte. Esta falla es anterior a la formación de la penillanura de la sierra Segundera, lo cual nos indica una edad herciniana tardía.

En cuanto a la edafología del Parque, tenemos tierras pardas húmedas en las zonas más llanas, bien drenadas y de robledal.
En pendientes medias, debido a la altitud, tenemos rankers húmedos: suelos esqueléticos, negruzcos, con vegetación de brezales, que pueden llegar a tomar aspecto turboso (por ej., en las proximidades de la Laguna de Peces).
En lugares muy húmedos y fríos, con acumulación de materia orgánica, tenemos suelos de turbera.


MORFOLOGÍA GLACIAR EN SANABRIA

Del modelado glaciar quedan múltiples restos, destacando la artesa glaciar del Tera y la cubeta del Lago de Sanabria (el Lago no es el único ibón; destacan las lagunas de Cárdena (1180 x 350 m y 1565 m de altura), la de Garandones (790 x500 m y 1591 m de altura), la de Lacillo, la de Sotillo,...), rocas aborregadas (como las situadas en Ribadelago viejo),...
Se trata de un glaciarismo de meseta o de "altiplanicie divergente" (altiplanicie de la sierra Segundera) (podemos observar la penillanura posthercínica modelada por el glaciar de "meseta" en la zona de la Laguna de Peces).
Se instaló un extenso manto de hielo, del cual irradiaban lenguas en todas direcciones. El cauce preglaciar del Tera fue aprovechado por la lengua principal que alcanzó los 20 km, llegando a su máximo desarrollo en la confluencia del valle del Tera, Cárdena y Segundera, aumentando de forma espectacular el volumen del hielo y su actividad modeladora en el sector donde se encuentra en lago. La potencia del hielo = 500 m.

La forma de U del valle glaciar se ha perdido por el drenado fluvial cuaternario, pero en casi todos los valles que descienden de la Sierra Segundera, se encuentran restos de morrenas laterales.
Las morrenas laterales (Morrenas del Suelto, Cárdena, Secundera, Forcadura y Truchas) del valle de Ribadelago se apoyan en las vertientes y hombreras de la artesa glaciar, y bajan hasta unirse a los depósitos frontales, alcanzando los 6 km. Las mejor marcadas son las del valle glaciar de Ribadelago. La más larga de las laterales, y posiblemente también la más antigua, es la que, partiendo del Pico Cordero llega al sur de Galende (cerca de Galende quedan restos abundantes de una gran morrena frontal). Otra destacada, aunque más corta, comienza en San Martín y termina cerca de Vigo de Sanabria, en el Llombo. Son asimismo laterales, la de Chanos, monte Corona y parte inferior de San Martín de Castañeda.

La zona cuenta con 14 morrenas frontales de retroceso, de las cuales la anterior a Pedrazales y la de Peñas Longas, son las más lejanas (y, por ende, las más antiguas o terminales) (cerca de Galende). Llegan a tener 2,5 km de anchura y superan los 400 m de altura, disponiéndose en forma concéntrica en arcos o lóbulos semicirculares que, por el SE, cierran el Lago. Alternan con depósitos fluvioglaciares en los que se desarrollan tuberas.
Todas las morrenas están constituidas por grandes bloques de granito y gneises, alguno de los cuales proviene de muchos km al NO, envueltos en una matriz arcillosa con algo de arena y abundantes micas detríticas.

El Castro, roquedo que protege por el este a Ribadelago antiguo, se halla rodeado de depósitos glaciares profundos y capa aluvial de sedimentación lacustre y fluvial. Esto confirma que dicho entorno estuvo recubierto por las aguas del lago, siendo aquel promontorio una isla. Subsiste allí, en su base y hasta media altura, una morrena que se aleja profundizándose para emerger en lo que se llama islote de las Moras. Aquello es, por lo tanto, la morrena central y basal del viejo glaciar.

En cuanto a los circos glaciares destacan el de la Cueva y Suspiazo en San Martín, aunque más impresionantes son el del Moncalvo y el de las Trevincas, ya fuera del Parque.

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales (Mahatma Gandhi, político y pensador indio)

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